martes, 27 de noviembre de 2012

A veces presentimos la grandeza de las cosas sin llegar a entenderlas, y es entonces cuando debemos aprender a dar valor al hecho de presentir como vía para llegar a las grandes cosas. 
Declaro presentir la grandeza de la obra "Las Meninas" y dar valor a mi presentimiento, más aún cuando hay tanto escrito y dicho sobre ellas y que se extiende por encima del asunto artístico. Sin embargo, y puesto que soy pintor nacido en Sevilla, tengo el privilegio de ver con claridad aspectos de "Las Meninas" que la hacen grande y que de no ocupar esta privilegiada perspectiva solo sería solo posible presentir.
Mi homenaje o interpretación comienza por el vocablo "menina" que estaría en desuso de no ser por la obra pictórica en sí que a día de hoy la sustenta. Las camareras de los hijos de los reyes de España ya no son nombrados con esta palabra. "Menina" describe una obra maestra de la pintura del siglo de oro español, "Menina" es el aroma que sugiere que Velázquez está cerca, con su humor inesperado, quién sabe si tan genial como le describen unos, o si tan campechano y elemental que reveló sin ser consciente de ello lo fácil y cómodo que podría llegar a ser pintar miriñaques, encajes y encarnaduras de una sola y certera pincelada.
Y "menina" huele a mujer, mujer hacendosa, la Marta teológica , la hermana de María y Lázaro, el alma del hogar, que un día en Francia cambió su delantal por la bandera y pecho al descubierto dio de mamar al pueblo leche blanca de libertad e igualdad. Vaya aquí mi homenaje a la Mujer, conceptos en los que para mí sientan cátedras mis santas Madre y Abuela.
Y una vez más Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada, quien catapultara al mundo un genio más, Velázquez. No se si algún día llegaré a pintar como Velázquez, entendiendo que lo suyo fue un complicado oficio de retina y por tanto en lo que a técnica se refiere. Pero me basta y sobra haber nacido en esta ciudad para ver un retablo catedralicio en las Meninas, con su sacristía y sus hostias consagradas, su vela roja encendida, aviso de trascendencia y ruego de respeto, sus jerarquías celestiales, y su boato de órgano musical. Es paso de misterio que entra en Campana bajo los acordes de una marcha celestial por popular, para dar comienzo a una carrera oficial que nunca acabará, pues el Tiempo y su largo pasillo hacia la Eternidad ya se ha encargando de mostrarle la senda.
Me he permitido abrir sobre el pecho de Margarita la portezuela de esa sacristía y colocar dentro la ráfaga, el brillo de lo femenino, lo transcendente, la magia a la que aspiro, hacer de Margarita un templo de salomón y de su pecho un santo santorum, el que para el Arte supone esta obra maestra de la Pintura y para la sociedad del bienestar en el que vivimos la mujer.
Y para prueba de ello mi pintura.

viernes, 28 de septiembre de 2012


Debatidos entre la lógica y el alma, contraponemos nuestros sentimientos en deseadas soluciones, unas veces resueltas por la lógica, y otras por lo más puro del alma. Y es esta última la que debe luchar por lo inexplicable, por lo invisible e indivisible, aquella que nos acompaña cuando mas ciegos andamos en la vida. En su contraposición, y no menos valorada, nos ayuda la lógica, lo que vemos, lo que tocamos y comprendemos. Así, con la representación de Adán, intento dignificar la maravilla que entiendo como humano, capaz de, aun con severos esfuerzos, compenetrar lógica y alma en el cuerpo.


lunes, 24 de septiembre de 2012


En proceso Adan.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Cuando el sueño se hace pintura....

Boreas y céfiro.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

En proceso, "los vientos"


Rufo

Rufo


jueves, 10 de mayo de 2012

Evolucion de la primera pieza de la nueva serie, ni dioses ni santos. Se trata de una maqueta que representa la imagen de cristo como buen pastor, y que irá en contraposicion a la imagen de orfeo.