miércoles, 4 de febrero de 2009

AJEDREZ


Mi pecado, soñar que te amo, mi castigo, sufrirlo, mi energía, conocerle, mi alegría, olvidarte.
Ficha aventajada en el juego de mi vida donde las haya, en un solo jaque mate, parece haberse llevado parte de mi.
Una guerra, una victoria y una derrota, ambas bajo un mismo nombre, un mismo olor, una misma caricia, una guerra ganada y perdida por el mismo jugador.
Sufrir al pensar que mi amor pueda valer tampoco no tiene sentido, pues tan solo el que lo conoce sabe que es cariñoso y misterioso, juega a la inocencia y guarda una arma de doble filo, a veces se odia y otras se añora, una droga que habita en lo mas incierto de tu ser, en lo mas intimo de tus pensamientos.
Acariciarlo, puede volverte loco, tenerlo, puede cansarte, y perderlo, puede desesperarte.
Mueve ficha, que ya te toca, arriesga en la jugada y gana la partida de hoy, nunca dejes para mañana…
Mi movimiento, incierto y dudoso, se tambalea en un tablero donde voletea tu incertidumbre, asusta mis sentimientos y hace que se esconda en mi sonrisa parlotona y juguetona.
Muevo ficha y te encuentro, ahí estas, tendido, esta vez en una casilla blanca, buscas paz, tranquilidad, perdón, amor,…
¿Qué esperas de mi? Quizás una ayuda, Salto y te vuelvo a encontrar, esta vez, buscas guerra… ¿Qué hago contigo?
Mueve ficha, arriesga en la partida, muéstrame tus intenciones y yo te seguiré la jugada…

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